Los informes elaborados por la Prefectura Naval Argentina documentan la proyección que tuvo la presente creciente y como incidió la operación de la represa de Salto Grande, tanto aguas arriba pero sobre todo en la ciudad de Concordia
En el caso puntual de Concordia, los datos recabados por Prefectura Naval recuerdan que, el pasado jueves 25 de Mayo, la ciudad ya había alcanzado los 11 metros de su llamado “nivel de alerta”.
Esa métrica coincidió con un lago que por entonces estaba en los 34,29 metros y que se mantuvo por encima de los 34,60, incluso hasta el miércoles 31 de mayo, cuando en el puerto Concordia se llegó a los 12,50 y que marcó el ingreso al denominado “nivel de evacuación”. Fue una creciente sumamente rápida, que al día siguiente (1 de junio) ya marcaba por encima de los 13 metros en Concordia.
Esa creciente fue generada por el trabajo de “vaciamiento” del lago de Salto Grande, que el sábado 3 de junio llegó a ubicarse por debajo de los 33 metros de altura, marca que no se volvió a superar hasta casi una semana después, puntualmente el viernes 9 de junio.
Fueron esos 6 días con un lago por debajo de esos 33 metros, lo que generó uno de los reproches por parte de la Junta de Defensa Civil.
En ese ínterin, incluso se llegó a una altura mínima del embalse con apenas 32,18 metros, puntualmente el martes 6 de junio.
Aguas arriba
Mientras tanto, aguas arriba de la represa, en el mismo jueves 25 de Mayo en que Concordia ingresaba en emergencia, el río Uruguay (lago para ser precisos) marcaba una altura de 2,31 metros en el puerto de la ciudad de Federación, muy lejos de los 3,90 metros con el que esa localidad ingresa en su “nivel de alerta”.
Recién el lunes 29 de Mayo se daría una especia de pico máximo en la ciudad del norte entrerriano, cuando se informaron 3.10 metros de altura. Lo que igualmente aún estaba a unos 80 cm. por debajo del mencionado “nivel de alerta”.
Desde entonces, la marca en la ciudad pionera del termalismo comenzó a descender y a partir del sábado 3 de junio se ubicó por debajo de un metro en dicho puerto.
Una marca ínfima, que solo fue rota una semana después (el sábado 10 de junio) cuando se volvió a una altura de 1,14 metros.
En síntesis, estuvo una semana por debajo de un metro, llegando al record de unos irrisorios 20 centímetros el jueves 7 de junio. Un notable contraste con los casi 13,90 metros que –para esa fecha- Concordia venía soportando desde hacía 4 días.
La otra ciudad que se ve afectada por las maniobras de la represa de Salto Grande es Mocoretá, al sur de la provincia de Corrientes.
En este caso los datos también documentan que la creciente del río Uruguay pasó desapercibida, al menos hasta el momento, ya que a los 9,50 que marcaba dicho puerto el pasado 30 de mayo, le siguió un pronunciado descenso que recién fue repuntado este lunes 12 de junio, cuando se volvió a una métrica de 9,42.
Aun así, sigue a un metro por debajo de la “línea de alerta” que tiene dicha localidad correntina.
Conclusiones
Del análisis de estos datos concretos y oficiales surge que -al menos hasta la fecha- la intensión de utilizar el lago como “amortiguador” de la actual creciente, permitió que las localidades que están a la vera del lago de Salto Grande, como el caso de Mocoretá (Corrientes) o Federación (Entre Ríos), se mantuvieran muy lejos de sus “niveles de alerta”.
Mientras que a las ciudades que están aguas debajo de la represa les tocó afrontar el costo de una operación que -en los últimos días- ha sido criticada fundamentalmente desde el municipio de Concordia y por varios referentes justicialistas.
Afortunadamente, en lo que va de este lunes 12 de junio ya se avizoran tendencias de descenso en ciudades como Santo Tomé, por lo que teóricamente en los próximos días estaría ingresando a la región de Salto Grande el pico más importante del presente fenómeno natural.
Ese último esfuerzo debería marcar -especialmente- un punto de inflexión para aquellos que tuvieron que abandonar sus hogares y que empezarían a planificar el retorno.
Pero también, con “el diario del lunes”, quizás se esclarezca si había sustento en los reproches realizados por el manejo de la represa, si se generan nuevos cuestionamientos o si, por el contrario, efectivamente no había alternativa para los habitantes aguas abajo y se atenuaron consecuencias que podrían haber sido peores.